Nacimiento de la filosofia

"La filosofía seguirá siendo la madre de todas las

ciencias, por ser aquella disciplina que se ocupa de 

la formación de problemas, luego tomados por la ciencia

y solucionarlos"

El desarrollo de la conciencia humana, de su pensamiento y la necesidad de entender el mundo en las culturas primitivas, estaba vinculada estrechamente a la necesidad de sobrevivir a los grandes peligros de esa época, como por ejemplo, huir de los animales salvajes.

A través de millones de años, mediante aproximaciones sucesivas, nuestros antepasados comenzaron a establecer ciertas relaciones entre las cosas, Empezaron a partir de la experiencia y la practica.

Ya el Filosofo Anaxagoras dedujo que el desarrollo mental del ser humano dependía de su actividad manual, Friedrich  Engels lo explicó detalladamente en su artículo "El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre", demostrando que el desarrollo del cerebro humano vino después y a consecuencia de la producción de las herramientas y de la formación del lenguaje articulado.

 Las abstracciones de los humanos primitivos, en sus inicios, fueron exploraciones tentativas, audaces, e imaginativas, vinculadas a lo sobrenatural, a las religiones primitivas, al animismo - la noción de que todo objeto, animado e inanimado posee un espíritu, ante la imposibilidad de explicarse por los sueños, de ese estado cuando dormimos, el alma parece abandonar el cuerpo, incluso cuando el cuerpo esta se-mi dormido o muerto. Así surgió la idea de la transmigración de las almas, y posteriormente las doctrinas religiosas de la reencarnación de el alma.

 Producto de estas vivencias surgieron las ceremonias religiosas, la formación de las castas de los sacerdotes, hechiceros y magos, reforzados por la división del trabajo manual e intelectual de la sociedad primitiva y la necesidad de atesorar y transmitir los primeros rudimentos científicos de estas sociedades recolectoras y agrarias, lo que daría lugar a acrecentar su poder y prestigio, que se transmitirían de padres a hijos, de generación a generación, aliados y en contubernio, con las castas gobernantes.